Problemas de conducta: cuándo ir al psicólogo infantil en Valencia
Las rabietas, la desobediencia o las peleas entre hermanos forman parte del desarrollo. Sin embargo, cuando los comportamientos desafiantes son muy intensos, frecuentes o interfieren en la vida familiar y escolar, es razonable buscar ayuda. Si vives en Valencia (zona de Monteolivete o alrededores), en la Clínica Axon trabajamos desde la evidencia científica para evaluar y acompañar a niños y familias con dificultades de conducta, con un enfoque cercano, práctico y coordinado con el entorno escolar.
¿Qué entendemos por “problemas de conducta” en la infancia?
Hablamos de problemas de conducta cuando aparecen patrones persistentes de comportamientos disruptivos (rabietas intensas, agresiones físicas o verbales, discusiones constantes, incumplimiento reiterado de normas) que generan malestar o limitaciones en casa, en el colegio o con iguales. Es normal que un niño de 2–3 años tenga rabietas; lo relevante es la frecuencia, intensidad, duración e interferencia. Las guías clínicas recomiendan valorar el contexto, la etapa evolutiva y la presencia de otras condiciones (p. ej., TDAH, dificultades del lenguaje, ansiedad) antes de etiquetar un problema de conducta (National Institute for Health and Care Excellence [NICE], 2013).
Señales de alerta: cuándo acudir al psicólogo infantil en Valencia
- Las rabietas o estallidos duran mucho, ocurren a diario y son difíciles de calmar.
- Aparecen agresiones físicas (empujones, golpes, mordiscos) o amenazas a otros o a sí mismo.
- Los problemas persisten más de 6 meses y empeoran pese a los esfuerzos educativos en casa.
- Hay expulsiones, partes frecuentes o rechazo escolar; el rendimiento cae de forma llamativa.
- El comportamiento interfiere en la convivencia familiar o en las relaciones con otros niños.
- Observas rigidez, intolerancia a la frustración extrema o dificultades serias para seguir normas sencillas.
- Coexisten señales de TDAH, dificultades del habla/lenguaje o del aprendizaje que podrían requerir intervención coordinada.
Ante estas señales, una valoración psicológica temprana permite aclarar qué está pasando y definir un plan de apoyo eficaz. Intervenir pronto reduce el desgaste familiar y mejora el pronóstico (NICE, 2013).
¿Por qué ocurren? Factores que pueden influir
Los problemas de conducta suelen ser multifactoriales. Pueden intervenir el temperamento del niño, patrones de aprendizaje (conductas que se mantienen por la atención que reciben), estrés familiar, límites inconsistentes, falta de rutinas, problemas de sueño, dificultades del lenguaje o condiciones del neurodesarrollo como el TDAH. Ningún factor por sí solo “explica” todo; por eso la evaluación debe ser integral y basada en la evidencia, incluyendo entrevistas, cuestionarios y observación en distintos contextos.
Tratamientos con mejor evidencia
Entrenamiento a madres y padres (Parent Management Training)
La intervención de primera línea para problemas de conducta en infancia suele ser el entrenamiento parental de base conductual/cognitivo-conductual. Programas como Parent Management Training, Triple P o The Incredible Years enseñan a aplicar refuerzo positivo, establecer normas claras, usar consecuencias proporcionales y mejorar las interacciones familiares. Las revisiones sistemáticas y metaanálisis muestran mejoras en conducta infantil y en habilidades parentales, con efectos que pueden mantenerse a medio plazo, si bien con variabilidad entre familias y contextos (Eyberg, Nelson y Boggs, 2008; Kaminski, Valle, Filene y Boyle, 2008; NICE, 2013). No existen garantías de resultado, pero es la opción con mayor respaldo empírico.
Terapia cognitivo-conductual y PCIT
En niños preescolares y de primeros cursos, la Parent–Child Interaction Therapy (PCIT) cuenta con evidencia sólida para reducir conductas disruptivas y mejorar la relación padre/madre-hijo (Thomas y Zimmer-Gembeck, 2012). En escolares mayores, la terapia cognitivo-conductual ayuda a entrenar autorregulación, resolución de problemas, manejo de la ira y habilidades sociales. Cuando coexiste TDAH, las guías recomiendan intervenciones psicoeducativas y conductuales como primera línea y valorar medicación solo en casos moderados-graves y tras una evaluación clínica completa (NICE, 2018; Wolraich et al., 2019).
Coordinación con el colegio y la familia
Las intervenciones que incluyen coordinación con el centro educativo (planes de apoyo, refuerzos en aula, comunicación hogar-escuela) suelen ser más efectivas. La coherencia de estrategias entre casa y colegio acelera el aprendizaje de nuevas conductas y reduce recaídas. El castigo físico no es recomendable y se asocia a peores resultados conductuales y emocionales (Sege y Siegel, 2018).
Cómo trabajamos en la Clínica Axon (Monteolivete, Valencia)
En la Clínica Axon realizamos una evaluación estructurada: entrevista clínica con la familia, cuestionarios validados, observación conductual y, cuando procede, coordinación con el colegio. Elaboramos un plan individualizado que puede incluir entrenamiento parental, sesiones con el niño para habilidades de autorregulación, y pautas prácticas para el hogar y el aula. Nuestro enfoque es integrativo y colaborativo; si detectamos necesidades concurrentes (por ejemplo, dificultades del habla o del desarrollo motor), contamos con logopedas y fisioterapeutas en Valencia para un abordaje coordinado. Trabajamos con objetivos claros y medibles, revisando el progreso de forma periódica.
Recomendaciones basadas en evidencia para el día a día
- Refuerzo positivo específico: describe la conducta que valoras (“gracias por recoger los juguetes”) y acompaña con atención positiva. El refuerzo consistente aumenta la probabilidad de repetición.
- Reglas claras y pocas: formula normas concretas, visibles y adaptadas a la edad. Ensáyalas en momentos de calma.
- Consecuencias proporcionales y predecibles: pacta de antemano consecuencias lógicas y breves. Evita castigos físicos o humillantes.
- Tiempo especial diario: 10–15 minutos de juego sin pantallas con atención plena de la madre/padre favorecen la conexión y reducen conductas disruptivas.
- Rutinas de sueño y actividad: un descanso suficiente y actividad física regular mejoran la autorregulación. Ajusta horarios y reduce pantallas antes de dormir.
- Manejo de rabietas: anticipa detonantes, ofrece elecciones limitadas y aplica estrategias de calma; retira atención durante la escalada y refuerza el autocontrol cuando aparezca.
- Coordinación con el colegio: plantea un sistema de refuerzo sencillo en aula (tarjetas/puntos) coherente con casa.
Estas pautas son generales y no sustituyen una intervención individualizada. Si las dificultades persisten o generan alto malestar, consultarnos puede ser un buen siguiente paso.
Preguntas frecuentes
¿Son “normales” las rabietas a los 2–3 años?
Sí, son frecuentes durante el desarrollo. Preocupan cuando son muy intensas, ocurren a diario, duran mucho, implican daño a otros o interfieren en casa o escuela durante meses. En esos casos, la evaluación profesional es recomendable (NICE, 2013).
¿Cuándo se considera la medicación?
La medicación no es un tratamiento de primera línea para problemas de conducta aislados. En TDAH moderado-grave, tras evaluación clínica y con medidas psicoeducativas en marcha, puede valorarse fármaco según edad y criterios de guías (NICE, 2018; Wolraich et al., 2019). La decisión es individualizada y siempre supervisada por profesionales.
¿Cuánto dura un tratamiento psicológico?
Depende de la gravedad, la edad, el contexto familiar y la coordinación con el colegio. Muchos programas parentales estructurados se desarrollan en varias semanas; otros procesos requieren más tiempo. Se revisan objetivos y progreso de forma periódica. No existen garantías, pero la adherencia a las pautas mejora los resultados (NICE, 2013).
¿Debo hablar con el colegio?
Sí. La coherencia entre hogar y aula potencia los cambios. Podemos coordinar pautas con el tutor/orientación cuando la familia lo autoriza.
Fuentes y evidencia
- National Institute for Health and Care Excellence. (2013). Antisocial behaviour and conduct disorders in children and young people: recognition and management (CG158). https://www.nice.org.uk/guidance/cg158
- Thomas, R., & Zimmer-Gembeck, M. J. (2012). Parent–Child Interaction Therapy: A meta-analysis. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, 41(3), 345–357. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22494083/
- Eyberg, S. M., Nelson, M. M., & Boggs, S. R. (2008). Evidence-based psychosocial treatments for children and adolescents with disruptive behavior. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, 37(1), 215–237. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18444059/
- Kaminski, J. W., Valle, L. A., Filene, J. H., & Boyle, C. L. (2008). A meta-analytic review of components associated with parent training program effectiveness. Journal of Abnormal Child Psychology, 36(4), 567–589. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18205039/
- National Institute for Health and Care Excellence. (2018). Attention deficit hyperactivity disorder: diagnosis and management (NG87). https://www.nice.org.uk/guidance/ng87
- Wolraich, M. L., Hagan, J. F., Jr., Allan, C., Chan, E., Davison, D., Earls, M., … & Zurhellen, W. (2019). Clinical practice guideline for the diagnosis, evaluation, and treatment of ADHD in children and adolescents. Pediatrics, 144(4), e20192528. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31570648/
- Sege, R. D., & Siegel, B. S. (2018). Effective discipline to raise healthy children. Pediatrics, 142(6), e20183112. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30478235/
Conclusión y siguiente paso
Si las conductas desafiantes de tu hijo preocupan, no estás sola/o. La intervención temprana, centrada en la familia y basada en evidencia, marca la diferencia. En la Clínica Axon (Monteolivete, Valencia) podemos valorar el caso, coordinar pautas con el colegio y acompañaros con estrategias prácticas. Contacta con nuestro equipo de psicología infantil para solicitar una primera orientación.
Nota: Esta información tiene carácter divulgativo y no sustituye la evaluación individual por profesionales de la salud.